PURO TEATRO
Una de las formas más antigua de
comunicación, y también de las más hermosas y efectivas, es el teatro. Los
espectadores del Teatro Romano de Mérida lo saben muy bien. Ahí, entre granito
amarillento y lunas de agosto, actores de hoy repiten palabras de hace miles de
años y cuando el trabajo teatral está bien hecho esas palabras nos conmueven,
enseñan, cabrean o hacen sonreír cual si fuera un tuiter de hace veinte
segundos o un informativo que vomita las corruptelas nuestras de cada día.
¿Por qué esa comunicación tan
remota nos sigue provocando tanta zozobra o emoción como un brillante editorial
de hoy?
Al margen de la inevitable calidad de la obra y los actores, la clave
de esa comunicación tan potente está en la capacidad del teatro para transmitir
sentimientos, emociones, pasiones, odios y venganzas incluso miles de años
después de haberlo escrito. No es una mala enseñanza para todos los que hoy
escribimos artículos, comunicados, tuits o news letters.
En la misma línea se ha expresado recientemente en televisión el asesor de Barak Obama, el canario Juan Verde, hablando de comunicación política: En un discurso de media hora nadie recordará más de dos frases de las que has dicho, pero siempre les quedará cómo le hiciste sentir cuando le hablaste.
Eso es comunicar apelando a los sentimientos de las personas. Las
redes, el estilo, la inmediatez y los megabites son excelentes herramientas,
pero a la hora de comunicar la clave sólo está en la verdad de lo que decimos y
la pasión con la que lo contamos.
El resto es puro teatro.
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