El último que apague la luz
Bajo el epígrafe que encabeza este post, el
periodista y director adjunto a El País, Lluís Bassets, reflexiona sobre los
cambios que se están produciendo en el negocio de la prensa. ¿Negocio caduco? ¿Cambio
de modelo?, probablemente.
A la prensa en papel le quedan dos telediarios (adiós, Larra). Esta
misma semana el Congreso de los Diputados (gracias Señorías, siempre al quite)
ha eliminado la compra masiva de los periódicos nacionales con destino a los
señores diputados, letrados y demás personal de la casa.
“El
próximo día 25 de febrero, se sustituye la prensa en papel por prensa digital”,
rezaba la circular.
Desconocemos cómo habrá sentado la noticia al quiosquero
y a las imprentas, pero mantener la plantilla de los diarios hoy en día (ERE diario HOY, vaya nuestra solidaridad) se va complicando
por momentos. Y algunas cabeceras o se adaptan a la nueva era digital (sí o sí)
y reconvierten su negocio o estarán condenadas a desaparecer. ¿Seremos capaces
de adaptarnos al nuevo lector? ¿Podremos satisfacer a una nueva audiencia que
vive permanente conectada?
No dudamos de la flexibilidad y capacidad de
adaptación de los periodistas a los nuevos tiempos; es más, tenemos la
obligación de hacerlo, de seguir defendiendo el oficio, pero espabilamos o esto
se acaba. La necrológica del periódico está por escribirse pero la transición,
que ya no tiene marcha atrás, viene con prisas.
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